11 Actividades para empezar bien el día

Cada persona es diferente. Algunos son mañaneros y otros somos más nocturnos. Sin importar cómo te definas, seguro realizas algunas actividades para empezar bien el día. Al hacer esta rutina mañanera, te sientes más motivado, listo para tomar el toro por los cuernos y enfrentarte a los retos del día a día.

Lo mejor es mantenerla lo más sencilla posible y sin complicaciones. También es importante ajustarla a tu personalidad: yo, por ejemplo, no soy nada mañanero pero trato de aprovechar y ser eficiente con mi tiempo. Mi rutina no me lleva más de una hora. Una vez que comienzas a hacerla, no es tan difícil acostumbrarte y convertirla en un hábito.

Te dejo entonces estas 11 actividades para empezar bien el día —incluyen consejos de algunos expertos o tips que yo he comprobado por mí mismo— pruébalas, haz tus propias combinaciones y ajustes y déjanos saber a los otros lo que te funcionó.

1. Despierta bien descansado.

El paso previo a despertar bien descansado es dormirte a una buena hora la noche anterior. Así lograrás tener un sueño de 7 a 8 horas, que es lo que necesita el adulto promedio para descansar.

Y una vez que suene tu despertador en la mañana, ni se te ocurra apretar el botón de posponer alarma o snooze para tener: “5 minutitos más de sueño”. Muchos lo hacemos, pero algunos expertos coinciden en que no nos hace nada bien. De hecho, podrías despertar más cansado y malhumorado.

Se supone que durante el sueño, tu cuerpo repite algunos ciclos varias veces. Al despertar, tu cerebro se convence de que ya terminó el proceso y esos 5 o 10 minutos extra lo hacen creer que va iniciar uno nuevo. Esta confusión en el cerebro, al interrumpir y dejar sin terminar ese último ciclo, es lo que nos afecta.

Sé sincero, si requieres de tiempo extra es señal de que no dormiste lo suficiente, así que trata de dormir más temprano. O pon desde el principio tu despertador 10 minutos más tarde, serán mejor aprovechados.

Nota: La única opción en la que se valen esos 5 minutitos es cuando los utilizas para ir despertando gradualmente: ir abriendo los ojos, acostumbrarte a la luz, moverte, estirarte, no para dormir más. Pero no todos tenemos esa disciplina, mejor eliminar la tentación.

2. Expresa tu gratitud.

Espera, no te saltes este punto. No vamos a entrar en terreno cursi ni mucho menos.

No importa en qué creas (o no creas), muchos libros sobre felicidad, éxito, emprendimiento, autoayuda, entre otros temas, recomiendan expresar tu gratitud como una de las mejores actividades para empezar bien el día. Hazlo simple, puedes decirlo al aire, sonreír, meditar un poco, hacer una oración, lo que funcione para ti.

No es poca cosa, ¡estás vivo, es un nuevo día, un nuevo comienzo! Aunque no lo creas, esta simple práctica te ayuda a atraer cosas positivas: te pone contento, de buen humor, te motiva y, sobre todo, te hace más receptivo a cosas buenas durante el día.

3. Abre las cortinas y ventana.

Durante toda la noche, con el sudor de tu cuerpo y otros elementos, se formó en tu cuarto una nata de aire viciado. No se diga si estás crudo, porque el puro olor es suficiente para volver a emborracharte.

Ya es de día, asómate a ver cómo está el clima. Abre las cortinas o persianas de tu cuarto y tu ventana. Deja entrar los rayos del sol, así como el aire puro, limpio y fresco. Esa combinación te animará. Pero no tiendas todavía tu cama, más abajo te diré por qué.

4. Hidrátate.

Después de una noche entera sin tomar agua —sumado a que sudaste y se te salió poquito la baba— es más que necesario hidratarte y reponer líquidos. Tómate un vaso de agua al despertar (de preferencia tibia o al tiempo) e inmediatamente sentirás los beneficios.

En serio, es como magia, haz la prueba. Te levantas todo modorro, con la piel acartonada y no puedes ni abrir bien los ojos porque están resecos, igual que tu nariz y garganta. Al tomar agua, sientes a los pocos segundos cómo tus ojos vuelven a producir lágrimas, tu nariz se descongestiona, tu garganta se refresca y tus poros respiran. También se activan tus órganos, tu metabolismo y estarás más despierto y alerta —recuerda que el cerebro es 73% agua.

Nota: Algunos “gurús” de internet dicen que debe ser agua tibia con limón, para multiplicar los beneficios y hasta quemar grasa. No sé si sea cierto, pero no pierdes nada en intentarlo, sobre todo si eres de los que no les gusta el agua sola.

5. Activa tu cuerpo.

Yo no acostumbro ir al gimnasio en la mañana, la verdad es que por más que intento no puedo levantarme tan temprano. Pero si tú así lo prefieres, es el momento para hacerlo: tu cuerpo tiene mayor concentración de testosterona, no hay tanta gente y es más difícil que te lo saltes o que salga algún compromiso que te impida ir.

Lo que sí debemos hacer todos, es un poco de actividad física, aunque sea ligera: saltar la cuerda, salir a trotar, hacer estiramientos, burpees o un ratito de yoga. Cualquier cosa que acelere un poco tu ritmo cardiaco y ponga a bombear tu sangre. Esto ayuda a tener más energía y mejor concentración durante el día.

6. Desayuna sano.

Nuevos estudios científicos dicen que la primera comida del día puede ser opcional dependiendo de los hábitos de cada quien. Sólo en niños y adolescentes se ha comprobado que el desayuno tiene un impacto positivo a nivel cognitivo. Y hay adultos a los que simplemente no les apetece comer en las primeras horas del día.

Pero algo que sí está comprobado es que el desayuno ayuda a la pérdida de peso al quitarte el hambre y hacerte sentir satisfecho por más tiempo. Si te ejercitaste en la mañana, es entonces necesario reponer los nutrientes y calorías para seguir con tu día.

7. Báñate.

No está de más recordarte que te bañes en la mañana. Ya no eres niño para hacerlo en las noches. Y no es muy higiénico: tu cuerpo suda y tus poros eliminan sustancias durante la noche. Además, un buen regaderazo en la mañana es de las mejores actividades para empezar bien el día.

Recuerda hacerlo con agua tibia (no muy caliente) y un jabón suave para que no resecar la piel ni quitar la capa de aceites y grasas naturales que produce. En tu cabello, aplica shampoo y si lo acostumbras, acondicionador. Para tu cara utiliza algún limpiador especial y cada tercer día un exfoliante (pero nunca el día que vayas a rasurarte).

8. Cuida tu cara.

Inmediatamente después de salir de la regadera, rasúrate. Aprovecha que tus poros están abiertos y que hay vapor en el ambiente, lo que hará tu rasurado más fácil, sin tanta irritación.

No olvides utilizar crema para rasurar, jabón especial o algún otro producto. El vello facial es más duro y estos lo suavizan para que el rastrillo se deslice más fácilmente y en menos pasadas. Al terminar aplica un humectante facial con FPS (Factor de protección solar).

Y ya que estás frente al espejo y al lavabo, péinate y lávate los dientes. No querrás llegar al trabajo con ese aliento de dragón. Hazlo por mínima higiene personal y cortesía hacia tus compañeros. Por último, aplica tu loción o colonia sobre el pecho y cuello. Recuerda que nunca va sobre la ropa, y una o dos presionadas son suficientes. La gente debe acercarse para olerla, no necesitas fumigarlos o dejar una estela a tu paso.

9. Vístete de acuerdo al clima.

En un paso anterior ya te asomaste a la ventana para ver el clima. Pero en algunas ciudades nunca puedes estar tan seguro, mejor revisa alguna app.

Si la camisa que vas a ponerte está arrugada, plánchala, ya estás grandecito, no vayas a poner a alguien a que lo haga por ti. Lo mejor es mantener tu ropa bien planchada y tus zapatos bien boleados desde antes, para que no pierdas tiempo.

10. Tiende la cama.

Ahora sí, después de que ya se ventiló la cama, puedes tenderla. Un estudio de la Universidad Kingston en Londres explica que es necesario dejarla destendida un buen rato para que con ayuda del sol y del aire se evapore la humedad presente en las sábanas y los ácaros se deshidraten y mueran.

Además, tender la cama es un buen hábito, como lo explicó el admiral de la Marina de Estados Unidos, William McRaven, en un discurso de graduación que dio a algunos universitarios: “Si quieres cambiar al mundo, empieza por tender tu cama”.

11. Date un tiempo personal.

Este punto lo dejé al final pero puedes acomodarlo entre otras actividades, como te convenga. O aún mejor, puedes eficientar y hacerlo al mismo tiempo que otra actividad.

Consiste en darte un tiempo personal para relajarte, leer un poco o planear tu día. Tu verás cómo lo utilizas. Lo único que no recomiendo es usarlo para ver noticias o leer el periódico —por lo menos las partes trágicas, de ellas podrás ponerte al corriente en el trabajo— tampoco para entrar a tus redes sociales, mucho menos para contestar mails o cosas del trabajo. Este tiempo es personal y debes aprender a dártelo.

La verdad es que este punto fue más para los mañaneros. Algunos, como yo, preferiremos dormir más. Pero se puede aprovechar el traslado en camión o en metro para hacer las mismas actividades. En coche y en bici puedes escuchar algún podcast (hay hasta para aprender idiomas), relajarte con música o escuchar la radio.

Bonus – Café para llevar.

Antes que nada, no tomes café en ayunas, sólo agua. Por eso te da indigestión, agruras y acidez. Es mejor esperar unas horas, a que hayas comido algo y aprovechado bien la energía que genera tu propio cuerpo al levantarse. De hecho, los expertos recomiendan que tu café sea para llevar… aquí viene la explicación.

La sensación de despertar modorro se debe a la inercia normal del sueño —pasar del sueño profundo a estar completamente despierto— pero se quita al poco tiempo. En ese momento, tu cuerpo comienza a producir cortisol (que produce siempre que necesites estar más alerta, en momentos de peligro o estrés).

La mayoría de los adultos producimos más de esta hormona en la mañana, de 8 a 9 a.m. Por eso el café a esa hora no es necesario, ni muy eficaz, para ayudarte a despertar. Un mejor momento para tomar café es de 9:30 a 11:30 a.m. que es cuando tus niveles de cortisol disminuyen y entonces sí, necesitas y aprovechas mejor esa ayuda extra.

 

Fuente: Muskblog

OTRAS ENTRADAS DEL BLOG

Compartir: